Una de las características con más presencia en la cultura oriental es la búsqueda por el equilibro. El Ying y el Yang son un aprueba de ello, al colocar dos partes opuestas entre sí que al mismo tiempo guardan un poco de la esencia de la otra.
Esta concepción filosófica de la existencia ha tenido la necesidad de ser expresada de muchas maneras: desde el comportamiento social que se guía basado en reglas muy estrictas, hasta la forma decorativa de sus ciudades; aún más, de sus propias casas.
El estilo del interiorismo oriental, busca de manera constante el equilibrio en sus partes. Es por ello que la búsqueda en la armonía entre mundos aparentemente opuestos se encuentra con frecuencia en sus detalles.
Para lograr un estilo oriental en tu casa, recomiendo que la decoración tienda de alguna manera al minimalismo, en tanto que sólo requieres lo necesario para decorar; entre menos opulencia más paz. También opta por los espacios abiertos y luminosos, pues debes sentirte sin obstáculos, tanto físicos como espirituales.
Ya que se busca cierta sensación de tranquilidad, es importante que consideres usar colores claros que puedan reflejar la luz; por eso considera los colores blancos, beiges y marrones, aunque también es válido contrastar un poco con colores más obscuros, o incluso verdes, lo cual es permitido por remitir a la naturaleza.
Por último, busca tu equilibrio con la naturaleza: utiliza maderas rústicas sencillas, bambú, telas orgánicas como el mimbre, y por supuesto decora con elementos vegetales para darle aún más vida a tu hogar.