El sentido de la vida lo encuentro en el acto de viajar. Siempre me han apasionado los viajes, sean cortos o sean largos, porque en cada uno de ellos descubro nuevas costumbres y formas de vida. En cada uno de mis viajes intento conservar algo que me recuerde a su lugar de origen. Así, a lo largo de los años he logrado coleccionar varios objetos. Entonces descubrí, después de algún tiempo, que tenía los elementos suficientes y necesarios para decorar mi casa con un estilo étnico.
En dicho estilo se pretende resaltar la diversidad cultural y yo sabía muy bien cómo hacerlo. Elegí usar materiales naturales, es decir materiales que me hicieran sentir en contacto con la naturaleza. La madera no podía faltar y tampoco lo podían hacer materiales como el mimbre, cuya presencia recuerdan a las antiguas tradiciones, así como a sus lugares de origen, lugares rurales, relajados, puros.
Me gusta recordar las noches alrededor de la fogata; su cálida y acogedora iluminación. Por eso decidí colocar algunas lámparas con luces tenues en algunas esquinas de la sala lo cual me ayuda a relajarme mientras leo un buen libro antes de dormir. Pero por las mañanas es necesario sentir el abrigo del sol, así que mis paredes son claras, para sentir la luz tan de cerca como si se pudiera tocar.
La decoración étnica de mi casa simplemente me encanta. Los detalles con los que la adorné son completamente únicos, originales e irrepetibles; además me inspiran a seguir conociendo el mundo entero.
