La experiencia de la vista se constituye por dos cosas: la forma de los objetos (es decir, su geometría) y su color. Sólo a través de estos elementos percibimos el mundo.
La decoración en tanto que arte es sensible. Y el sensible a través del cual se manifiesta de manera primordial, es la vista. Es decir, la decoración, al fundarse en la vista, tiene como materia esencial la geometría y los colores. De lo que hablaremos hoy es del color. ¡De la geometría que se encarguen los escultores y los arquitectos!, del color me encargo yo.
Cuando queremos decorar, es de suma importancia tener conciencia de la influencia que tiene el color sobre nuestra percepción del mundo. En gran medida, el ambiente que se quiere lograr en determinado tipo de decoración será posible gracias al papel del color en dicho lugar.
Por eso se dice que la decoración es un arte; porque, al igual que el pintor que tiene la intención de plasmar un sentimiento en un cuadro para poderlo expresar, el decorador, sirviéndose de colores, logra impregnar una esencia determinada en cualquier lugar; el decorador es capaz de crear un ambiente único de acuerdo a la naturaleza de cada sitio y para ello se sirve de pintura y de luces, porque, al igual que el pintor, esas son sus herramientas.
Así que ya lo sabes. Hoy, la recomendación es reflexionar sobre la forma en la que el color de tú entorno altera tu persona.